La Villa de
San Miguel de Ibarra fue fundada el 28 de septiembre de 1606, por el capitán
Cristóbal de Troya, bajo la orden del entonces presidente de la Real Audiencia
de Quito, Miguel de Ibarra y bajo mandato del Rey Felipe de España.
La ciudad se
construyó entre Quito y Pasto, y cerca al mar. En la época de la colonia los
viajes comerciales entre estas dos ciudades proveían a Ibarra de un movimiento
comercial por lo que se la consideraba como un pueblo en progreso continuo. El
intercambio productivo hizo que la ciudad creciera rápidamente y sus
características para la agricultura propiciaron el desarrollo de la zona. El
asentamiento y la villa de San Miguel de Ibarra fueron construidos en el valle
de los Caranquis, en los terrenos de Juana Atabalipa, nieta del Inca Atahualpa.
Aún se pueden encontrar restos de construcciones Incas. Los datos históricos y
antropológicos afirman que en la conquista española se construyó una ciudad
colonial sobre la villa Inca, se usaron las mismas piedras talladas para
construir casas coloniales. También existe la teoría de que Atahualpa nació en
Caranqui.
«Rigió como Corregidor y Justicia
Mayor en 1775, el Excelentísimo Señor Marqués de Villar, D.Antonio Pereira;
como también dos alcaldes ordinarios, el alférez real y el alguacil mayor
elegidos anualmente. La Villa de San Miguel de Ibarra está situada en un llano;
su vecindario consiste en familias españolas ,número de mestizos e indios.
Contiene ocho pueblos que se regulan en esta forma: Mira, Pimapiro, Carague,
San Antonio de Carague, Salinas, Tumbabiro y Caguasqui. El general destino de
ellos es la labranza de campos por ser aquellos fecundísimos, a causa del
benéfico temperamantero que allí se goza. Los regulares frutos que ellos
producen son todos granos, muchos plantios de caña dulce y siembras de algodón;
las cosechas son en todo exesivas y abundantisimas. La caña de azúcar se labra
en trapiches los cuales producen mucha azucar, mieles y raspaduras; tiénesen
algunos cortos tejidos de algodón y lanas destinadas al comercio. Hay muy
grandes potreros donde se ceban las reses para el abasto de la Villa. El
comercio se realiza con la ciudad de Quito, Popayán, Barbacoas, Choco
igualmente con el gobierno de Esmeraldas.»
La Junta
Soberana de Quito, el 16 de noviembre de 1811, dio a la villa de San Miguel de
Ibarra el título de ciudad. Posteriormente el 11 de noviembre de 1829, el
libertador, Simón Bolívar, nombró a la ciudad capital de la provincia.
En la
madrugada del 16 de agosto de 1868, un terremoto provocado por una falla
geológica devastó la ciudad y la provincia. Ibarra quedó prácticamente
destruida. Los sobrevivientes de este suceso se trasladaron a los llanos de
Santa María de la Esperanza, donde se reubicaron y vivieron por cuatro años.
Gabriel García Moreno, fue comisionado por el Presidente de la República para
reconstruir la ciudad. Finalmente, el 28 de abril de 1872, los ibarreños
regresaron a la rehecha ciudad. Esta fecha se considera la segunda más
importante después de la fundación de Ibarra.
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